Monasterio de Sant Pere de Casserres
Castroserras / Castrum Serras / Priorato cluniacense de Casserres
(les Masies de Roda, Osona)
El monasterio está situado en una península rodeada por el río Ter que en este lugar está embalsado por la presa de Sau. La iglesia y el monasterio rozan a levante y poniente con las paredes rocosas del risco, que desciende hasta el nivel de las aguas.
A finales del siglo X este territorio estaba bajo el dominio de los vizcondes de Osona. El 1005, la condesa Ermetruit, que el 980 había quedado viuda del conde Guadall II, tomó la decisión de fundar un monasterio en la capilla del castillo de Casserres (Castillo de las Sierras), dedicada a Sant Pere. En este acto participó el conde Ramón Borrell de Barcelona que añadió a la fundación otras tierras para proveer y asegurar la nueva casa monástica. Nuevas aportaciones se irían sumando con posterioridad a la dotación inicial.
Como muchos otros lugares de devoción popular, Casserres también tiene un episodio legendario, el del Infant Sant, que explica su origen. De este episodio, a pesar de hacer referencia a los inicios del establecimiento monástico, no se encuentra ninguna mención hasta mediados del siglo XVI y nos cuenta que tres días después del nacimiento de un niño, éste habló, profetizó que moriría muy pronto e indicó que su cuerpo fuera puesto sobre un caballo y que allá donde fuera y detuviera se tendría que levantar un monasterio y dedicarlo a san Pedro. Otras versiones identifican este bebé como un miembro de la familia vizcondal. El cuerpo del Infant Sant fue objeto de mucha devoción en el monasterio durante años, a pesar de la oposición de las autoridades eclesiásticas. Últimamente, en 1966, la "reliquia" fue robada, recuperándose en 1988.
A pesar del documento del 1005 donde la vizcondesa creó el monasterio de Sant Pere, no es hasta en el año 1010 que se encuentra mencionado un primer abad de la casa: Eicfred. En los años siguientes la abadía se convirtió en un lugar de cierta importancia, tal como lo demuestra la documentación existente, que hace referencia a él. Del mismo modo el lugar fue beneficiario de legados y otras donaciones, especialmente de la vizcondesa Engúncia, nuera de la fundadora. Cuando se fundó el monasterio, la preexistente iglesia dedicada a Sant Pere se encontraba en mal estado de conservación y la casa vizcondal comenzó la construcción de un nuevo edificio, obra que se prolongó en el tiempo y que se debió consagrar en 1053.
El vizcondado de Osona, que entonces ya era conocido como Cardona y había trasladado su sede a este último lugar, fue receptivo a la reforma cluniacense y en 1079 Ramon Folc I de Cardona hizo donación de Casserres al monasterio de Cluny (Saona y Loira). Esta abadía de Borgoña reunió un importante conjunto de posesiones alrededor de Sant Pere de Casserres, bienes que se extendían en un amplio espacio geográfico. Entre estas posesiones habría que mencionar especialmente los prioratos de Sant Pere de Clarà (Maresme, 1080) y Sant Ponç de Corbera (Baix Llobregat, 1096?), Además de varias iglesias. Una de ellas, Santa Maria de Tagamanent (Vallès Oriental) fue cedida en 1148 a Casserres y se intentó establecer allí un priorato, lo que posiblemente nunca se llegó a producir.
Tenía entonces un prior, diez o doce monjes, cuatro o cinco sacerdotes beneficiados y varios sirvientes y donados. Lo protegían y se hacían enterrar en él muchas casas nobles de la zona, como los Savassona, los Tavertet, los castellanos de Cabrera... Durante el siglo XIV comenzó su decadencia: las dificultades económicas, la peste negra y el establecimiento de un régimen comendatario (1376), dejó muy tocada la casa tanto en lo económico como en el estado físico de los edificios. Ya en el siglo XV sufrió los efectos de la situación política del país, además de los derivados de varios terremotos entre los años 1425 y 1448. El priorato de Casserres se mantuvo durante el siglo XVI, aunque muy posiblemente ya no tenía comunidad.
Debido a la pésima situación del establecimiento, en 1573 los jesuitas de Betlem de Barcelona se hicieron cargo del monasterio y de sus posesiones, propiedad que mantuvieron hasta el 1767, cuando pasó a la corona y fue vendido a particulares (1773). Durante el siglo XX se valoró la importancia histórica del lugar y varias iniciativas condujeron a su protección, paso a propiedad pública y restauración.
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