Monasterio de Santa María de La Oliva

Aquella donación, junto con otros territorios cercanos, fueron confirmadas por el papa Eugenio III, en 1152. El monasterio de La Oliva, como el de Veruela, dependía orgánicamente del de Fitero, aunque desde 1161 se desligó de este último y pasó a depender directamente de Escaladieu. Todo apunta a que inmediatamente de la fundación, o muy poco tiempo después, ya dispusieran de la capilla de San Jesucristo, que todavía se conserva. Luego se iniciaría la construcción de la iglesia actual y el claustro. En cuanto a la iglesia, posiblemente se habría levantado entre 1164 y 1198. En los primeros decenios del siglo XIII se habrían construido las principales dependencias monásticas, alrededor del claustro. La vitalidad del monasterio permitió su intervención en la fundación del monasterio de Nuestra Señora de la Gloria, en Ara (Huesca), en 1244.

El importante conjunto arquitectónico del monasterio está formado por la iglesia, al norte de la cual se encuentra el claustro con las antiguas dependencias anexas. El palacio abacial y las dependencias más recientes cierran el patio frente a la iglesia. En el noreste del conjunto se encuentra la capilla aislada de San Jesucristo. La iglesia abacial es un amplio edificio de tres naves con crucero en el que se abren cuatro capillas de planta rectangular, el ábside central es semicircular. El grueso de la obra se habría levantado en el siglo XII, pero la fachada es posterior, levantada quizá entre los siglos XIII y XIV. También son antiguas la sala capitular, con las bóvedas sostenidas por cuatro columnas, la sala de los monjes y la cocina. Otros elementos de la misma época se han perdido. El claustro es de los siglos XIV y XV, es de planta cuadrada, con seis ventanales a cada lado. La bodega también es de esa época. El resto de construcciones son posteriores.