Este
monasterio cisterciense tiene su origen en un pequeño
establecimiento de tipo eremítico donde entre los años
1119 y 1123 se había reunido una pequeña comunidad con
la protección del obispado de Viviers que puso al
canónigo Pierre Itier a su frente. Los señores locales
facilitaron a los primeros ocupantes el lugar Mansus
Adam, del que derivaría el actual Mazan. La
comunidad de Mazan se puso en contacto con la abadía
cisterciense de Bonnevaux (Isère) y se integró en la
orden del Císter. A
pesar de que el lugar elegido tenía ciertas carencias,
como el clima riguroso y el aislamiento, gracias a las
donaciones se pudo ir desarrollando y crear un
importante dominio, por otra parte en pocos años pudo
fundar otras abadías "hijas" de esta:
Silvanès (Aveyron) y
Le Thoronet (Var) el
1136, Sénanque (Vaucluse)
en 1148 y Bonneval
(Aveyron) el 1161. Es una época de prosperidad para
la casa, en 1217 el papa Honorio III la puso bajo su
protección, desvinculándose del poder episcopal, en el
mismo documento confirmaba sus posesiones. |
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Después de
sufrir los efectos de la guerra de los Cien Años nunca se pudo
recuperar completamente, a raíz del conflicto anterior el lugar se
fortificó, luego se adoptó el régimen de encomienda y sufrió las
guerras de Religión. A pesar de todo pudo subsistir hasta la
Revolución, el abandono del lugar por parte de la comunidad
monástica representó el desmantelamiento de buena parte de sus
estructuras construidas para poder aprovechar la piedra para otras
construcciones, a pesar de algunos esfuerzos aislados para poder
conservar el patrimonio, sin embargo, en 1840 aún se conservaba
íntegramente la iglesia, pero a finales del siglo XIX fue víctima de
las riadas que afectaron de nuevo el conjunto, esto y el aislamiento
del territorio lo llevó a la práctica ruina de todo el conjunto
monástico y no fue hasta la segunda mitad del siglo XX que comenzaba
su restauración y protección. |
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