Monasterio de Sant Cugat

Este lugar había sido ocupado anteriormente por un asentamiento romano (el castrum de Octaviano), donde a partir del siglo IV se empieza a desarrollar una intensa actividad religiosa, centrada en el martyrium dedicado a san Cugat (Cucufate) que según la tradición había muerto en ese lugar, víctima de las persecuciones de Diocleciano. Alrededor de su sepultura se sucedieron varias construcciones y, quizás una primera comunidad, hasta que en 717 fue destruido por la invasión sarracena. Se sabe que el lugar fue recuperado en 801 y, posiblemente, se restableció la comunidad, hecho que no se puede determinar con seguridad hasta 878. En aquella época se utilizarían las construcciones visigóticas, algunas de las cuales todavía se pueden ver en el claustro.

Sin embargo, el lugar se convirtió rápidamente en un centro religioso y de poder de primer orden. Sus propiedades se extendían por todo el obispado y eran considerables. El cenobio tuvo un papel importante en la defensa y repoblación del territorio, incluso el abad Odó (986-1010) participó personalmente en una expedición militar, en la que murió. Este abad inició la construcción de una nueva iglesia, románica. En 986 consta que dependía de aquí la celda de Sant Genís y Santa Eulàlia de Tapioles. En 1079 hay constancia del descubrimiento del cuerpo de san Cugat. La presencia de las reliquias, intensificó su devoción.

Esta época de prosperidad se prolongó, con escasos períodos de decadencia hasta finales del siglo XIII, el siglo XIV viene marcado por la crisis, que incluso tiene episodios tan singulares como el asesinato del abad Arnau Ramon de Biure (1348- 1350) en el mismo altar, por una disputa testamentaria. La guerra Civil toca de lleno el monasterio y el abad Antoni Alemany (1461-1471) es encarcelado y muere mientras era enviado al exilio. El retroceso en las rentas es también muy importante, los monjes pierden la facultad de elección de los abades y en 1471 se inicia una época con abades comendatarios, poco interesados en la vida monástica y en el desarrollo del lugar. A partir de 1561 los abades son elegidos por designación real.

Las estructuras más antiguas son los restos arqueológicos del patio del claustro, anteriores a la época medieval. Posteriormente, se levantaron unas nuevas edificaciones (siglo XI) de las que no existen restos aparentes. El monasterio se renovó en la segunda mitad del siglo XII, entonces se levantó el claustro actual y se inició la construcción de una nueva iglesia. La obra se realizó muy lentamente, empezando por la cabecera. Después la reforma se detuvo y no continuó hasta finales del siglo XIII y principios del XIV, ya en plena época gótica. El espléndido rosetón de la fachada es de 1340.

El claustro
Es de planta cuadrangular, cada una de las cuatro alas está dividida en tres tramos por dos pilastras. Cada tramo consta de seis parejas de columnas con capiteles, las de los extremos adosadas a los pilares.