Otros monasterios de Tarn

Hospitalarios

El castillo de Rayssac fue la sede de una encomienda hospitalaria, la fortaleza se levantó en unos terrenos que la orden de San Juan de Jerusalén había recibido con anterioridad, hacia 1108. Se conocen comendadores de esta casa desde mediados del siglo XII. Muy cerca, en Cambon, los templarios también tenían un establecimiento, que fue unido a éste después de la disolución de aquella orden. La encomienda de Rayssac dependía del Gran Priorato de Toulouse, y éste de la casa central, el Gran Priorato de Saint-Gilles, que estaba al frente de la lengua (o provincia) de Provenza.

Cistercienses

Monasterio cisterciense fundado en 1152, o poco antes, con la intervención de Ramón V, conde de Tolosa y de la abadía de la Grandselve (Tarn y Garona). Poco después, en 1161, el papa Alejandro III confirmó sus bienes, al tiempo que ponía la casa bajo su protección. Su buena situación permitió que en 1167 participara en la fundación del monasterio de Bonnecombe (Aveyron). En los años siguientes se vio beneficiada con donaciones procedentes de la familia condal y la nobleza de los alrededores, pero hacia los años 1440 sufrió los efectos de la guerra de los Cien Años, a finales de ese siglo se hacían obras de reparación de las dependencias monásticas. El primer abad comendatario de Candeil fue Thomas Duprat, mencionado en 1527. A mediados del siglo XVII se trabajaba en la reconstrucción del monasterio, en el siglo siguiente, los edificios todavía sufrían problemas de conservación. En 1790, la Revolución clausuró la casa, cuando tenía una comunidad de sólo cuatro monjes, se convirtió en una cantera y se perdieron las construcciones.

Benedictinas

La fundación de este monasterio fue obra de Ségolène de Albi, o de Troclar, que, habiendo enviudado a la edad de veintidós años, pidió poder retirarse a un monasterio. Era de familia noble y su padre impulsó la creación de esa casa de El Troclar, que posiblemente tendría carácter doble. La fundación podría situarse a mediados del siglo VII. En Troclar, Ségolène adquirió fama de santidad y se le atribuyen multitud de episodios milagrosos, tanto en vida de la santa como después de la muerte, cuando era venerada en este lugar. Más adelante el monasterio pasó a estar bajo el dominio de personajes laicos, hasta que, hacia 1062, pasó a depender de San Víctor de Marsella y más adelante del colegio de Saint-Germain de Montpellier. Recientemente, se han excavado los restos de la iglesia de la primera época y del lugar de sepultura de Ségolène.

Franciscanos

Este convento franciscano se fundó en Lavaur gracias a la iniciativa de los vizcondes de Lautrec, no se conoce la fecha en la que llegaron los frailes menores, pero en 1235, Sicardo VI de Lautrec ya fue enterrado en este lugar. La iglesia actual es el resultado de las diferentes intervenciones que se realizaron, especialmente durante los siglos XIV y XV. El convento fue suprimido con la Revolución, la iglesia quedó desafectada, pero en 1801 recuperó el culto, en calidad de parroquia.

Benedictinas

Monasterio de monjas benedictinas fundada a principios del siglo XI por los señores de Lautrec, que en lo sucesivo fueron los protectores del monasterio, buena parte de sus abadesas eran de este linaje. En 1038, Isarn de Lautrec pusio la casa bajo la dependencia de Notre-Dame du Puy. En 1338, pasaba por una época de bonanza, con una comunidad de sesenta monjas. En 1568 fue incendiado por los protestantes, las monjas tuvieron que abandonarlo temporalmente y resultó destruido. Quedó ocho años desocupado y la recuperación fue larga y difícil, pero logró mantener su actividad hasta la Revolución.

Benedictins

Cuenta la tradición que san Eugenio de Cartago fundó un monasterio en el lugar donde, a mediados del siglo III, había sido enterrado san Amarando. Eugenio habría fallecido en 505 y fue enterrado en el mismo lugar. En 925 se menciona el monasterio de Viancium, cuando su abad era Adalard. En 987, el conde Ponce II de Albi sometió la casa a la canónica de Sainte-Cécile de Albi, más tarde, en 1080, el papa Gregorio VII la entregó a la abadía de Saint-Géraud de Aurillac (Cantal), lo que generó un litigio con los canónigos de Albi, que pudieron retenerla. En 1494 se trasladaron las reliquias de los santos a Sainte-Cécile, lo que supuso la práctica supresión de esta casa. La iglesia actual se levantó a partir del siglo XIV.